¿OTRA VEZ SOPA?

El viernes 13 de septiembre concurrí al Auditorio Juan Victoria, lugar donde trabajo desde hace ya 33 años como músico de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan. No fui a tocar en la orquesta como hago habitualmente, sino a escuchar a las orquestas juveniles y preparatorias de nuestra Escuela de Música, también dependiente de la UNSJ. Quería -y a decir verdad también tenía que- ver a mis alumnos tocar y por supuesto ver al conjunto de chicos y chicas que tocaban. Muchas cosas lindas pasaron ese día.

La primera fue ver que el auditorio se llenó de cabo a rabo e incluso pude comprobar que mucha gente se quedó afuera. La segunda, el ambiente era de fiesta total. Familias enteras esperando ver a sus hijas e hijos en acción. Familias en su mayoría trabajadoras provenientes de diferentes departamentos de la provincia, abuelos, tías, hermanas, novias, padrinos. Solo faltaban los chocos ya que en el auditorio obviamente no se permite la entrada de animales.

Los presentadores de la noche fueron el director de la Orquesta Juvenil, el profesor Claudio Sánchez, y el director del Centro de Creación Artística Orquestal de la facultad de Filosofía, Humanidades y Artes y a la vez violinista de la Orquesta Sinfónica de la UNSJ, Juan Carlos Caballero. Con sus palabras, este último provocó un cerrado aplauso al mencionar que esto no sería posible si no fuéramos cobijados por una universidad gratuita.

El concierto hermoso, los chicos sueltos, los aplausos y gritos de las familias emocionantes y también, para uno que conoce un poco el detrás de la escena, algunas perlitas no menores. Chicos que participaron del concierto con algunos problemas cognitivos que hacen que el laburo por integrarlos tenga que ser importante y que gracias a un cuerpo docente comprometido se lleva adelante de forma maravillosa. Profes y alumnos extranjeros integrados en una sociedad que les abrió sus puertas y, la ultima, que parece una estupidez pero que para mí en estos tiempos no es un dato para despreciar: personas que piensan diferente, de diversas ideologías y religiones, con diferentes maneras de ver incluso la vida, todas haciendo música juntas, disfrutando, jugando, compartiendo.

Al día siguiente marché rumbo a la radio comunitaria de la que soy parte a hacer mi programa, igual que hace más de trece años. Todos los sábados comparto con otros compañeros y compañeras de la radio el vicio de la comunicación popular. Uno de los entrevistados del día fue el profesor Jaime Barcelona, secretario general de uno de los gremios docentes universitarios de la provincia (ADICUS). Lo llamé a propósito de comentar la situación del sector universitario, sobre todo partir del anuncio del Sr Presidente de la Nación de vetar la ley recientemente aprobada, que implica una recomposición presupuestaria que, entre otras cosas, pondría a los sueldos de los docentes a niveles de noviembre del año pasado. Como siempre, Jaime muy amable; charlamos tranquis hasta que me tira una información que yo desconocía por completo. Pocos días antes, un par de autoridades de la Escuela de Ciencias de la Salud dependiente de la UNSJ había ido a Buenos Aires a reunirse con el Subsecretario de Políticas Universitarias, Profesor Alejandro Álvarez, hijo del histórico dirigente de la derecha peronista, vinculado a la organización Guardia de Hierro, el gallego Álvarez. En esa reunión los sanjuaninos pedían asignación presupuestaria para cargos en las carreras de Medicina y Psicología. Ante el pedido, el funcionario libertario se despachó muy suelto de cuerpo diciéndoles que si necesitaban cargos se los pidan a la Orquesta Sinfónica, que esos no tenían alumnos, etc., etc.

Muchas veces mis compañeros y compañeras de la radio comunitaria de la que soy parte desde sus comienzos me han retado -y con razón- insistiendo en que no debo putear al aire porque en San Juan queda feo, o que a veces mis malditas ironías porteñas quedan fuera de lugar y la mar en coche. La verdad tienen razón (aunque no siempre), pero esta vez definitivamente perdí el control. ¿Otra vez? Otra vez un funcionario nacional -como Cavallo cuando era ministro de Economía- metiéndose con nuestra orquesta. Otra vez estos garcas elitistas y además brutos, tratando de enfrentarnos entre pares para repartir miseria. Otra vez estos ignorantes cipayos desconociendo el laburo de los artistas. Una Escuela de Música y una orquesta que llevan adelante un trabajo inmenso, enseñando, formando, educando. Los alumnos que egresaron y miles que por diferentes razones no egresaron, pero transitaron (aclaración para evitar la berreta chicana de cuántos egresados y la mar en coche) hoy son parte de infinitos grupos que van desde las bandas de Gendarmería , Ejército y Policía de infinitos rincones del país, pasando por grupos folclóricos , grupos en iglesias de todos los credos , bandas de jazz, de rock, música contemporánea , docencia en escuelas de todos los niveles , orquestas sinfónicas  de todas las latitudes del planeta etc.etc.etc. .Pero además, es difícil encontrar en San Juan una persona que no haya alguna vez ido al auditorio a presenciar un concierto didáctico. Y para redondear y como si fuera poco, desde la creación del Teatro del Bicentenario, esa increíble obra de arte que tenemos el orgullo de tener en San Juan tiene a los elencos de nuestra Universidad Nacional como protagonistas en producciones de nivel internacional.

Podría seguir argumentando unas hojas más, contar lo que se hace en cada cátedra, los viajes, los artistas internacionales, las inolvidables y constantes conciertos con artistas populares de primer nivel. Podría sumar que el argumento de que si hay un profesor con pocos alumnos hay que sacarle el cargo sin importar la tarea que haga es una estupidez, las anécdotas infinitas, pero solo voy a mencionar una cosa más. Claro que podemos mejorar muchas cosas, claro que debemos enfrentar nuevos desafíos y seguir creciendo, pero les puedo asegurar que el ahogo presupuestario y el achicamiento al que nos quieren someter nada tiene que ver con garantizar que algo mejore y menos con poner un pedazo de pan en alguna mesa que lo necesita o comprar un remedio para un enfermo que también lo necesita. La retirada del Estado en el apoyo a las universidades va de la mano del desfinanciamiento de la educación toda, de la ciencia, de las artes en su conjunto, de las bibliotecas populares, de las radios comunitarias, de los clubes de barrio y podríamos seguir.

Sr, profesor o como quiera que lo llamemos, lo invito a rectificarse de lo que dijo en esa reunión, pida perdón. Y si le queda un rato en su agenda dedicada a romper el Estado, como dice a viva voz su máximo referente, véngase a San juan y dese una vueltita por el auditorio y por la Escuela de Música. Tenemos cosas lindas para mostrarle y muchas necesidades, quien le dice le terminamos sacando unos mangos.

Profesor Miguel Ambas